Supongo que a día de hoy todos hemos oído hablar de “Metro” o de términos como Metro Style.
Metro, además de ser un estupendo medio de transporte, viene a ser el código de identidad visual definido Microsoft, usado inicialmente en Windows Phone 7 y posteriormente evolucionado para Windows 8.
Lo primero que nos llama la atención de Metro, es el uso de una serie de elementos llamados tiles (traducido del inglés como adoquín) los cuales hacen la función de call to action (en los diferentes dashboards que implementemos) y exponen información de lo que hay detrás de las aplicaciones que representan.
Es chocante enfrentarte a una interfaz de este tipo precisamente por la presencia y entidad que tienen estos elementos. Pero la verdad es que aunque inicialmente es lo que más nos llama la atención, hay mucho más detrás de lo que llamamos Metro que los tiles, que son los pilares en los que se fundamenta, veamos nuestra interpretación de los mismos:
Gusto por lo que haces y los pequeños detalles.
Trabaja el detalle de tus aplicaciones. Cuando todos los pequeños detalles están bien resueltos, el conjunto de todos ellos implica una aplicación bien resuelta. Demuestra que te gusta lo que haces y que lo valoras.
En este punto, aspectos como equilibrio, simetría o jerarquía son vitales y tendremos que tenerlos en cuenta para transmitir seguridad y confianza.
Rápido y fluido.
Una buena experiencia de usuario, pasa siempre, por el buen performance de nuestras aplicaciones. Nunca vamos a encontrar usuarios satisfechos con aplicaciones lentas. Si a una aplicación con un performance bueno, le sumamos una interfaz de usuario, que responde de forma natural a nuestras acciones encontraremos el camino a los buenos resultados.
Cuando desarrollemos aplicaciones bajo la filosofía Metro, esto es fundamental, aplicaciones rápidas con interfaces que responden a nuestras acciones (sería maravilloso poder decir a nuestros estímulos ).
Auténticamente digital
Metro huye de diseños “skeuomorphicos” y recomienda el uso de elementos puramente digitales. Google es el otro gigante que adopta este principio claramente demostrado con todos sus productos.
Usemos la tipografía, usemos los colores intensos que aplican bien en medios digitales, usemos el movimiento cuando tengamos que usarlo, usemos la nube para ofrecer más servicios. Usemos todo lo que tengamos a nuestro alcance, pero sobre todo, no nos encorsetemos en formatos físicos a la hora de crear experiencias digitales. No necesitamos imitar el cristal de un botón para saber que un elemento es un botón.
Haz más con menos.
Este principio no es nuevo, realmente sería una evolución del “menos es más” de Mies Van Der Rohe y el “menos, pero con mejor ejecución” de Dieter Rams.
Céntrate en lo que tiene que hacer tu aplicación y resuélvelo de la mejor forma posible. Céntrate en las funcionalidades concretas de tu aplicación y desestima aquellas funcionalidades satélites (que normalmente tienen un uso residual) y dale a tus usuarios lo que necesitan y nunca olvides que un diseño esta cerrado cuando no hay nada que puedas eliminar.
Trabaja en equipo.
Intégrate con otras aplicaciones. Hay aplicaciones estupendas que resuelven de maravilla ciertas acciones, intégrate con ellas y benefíciate de todo lo que esta desarrollado.
Este principio, parece ser tendencia en el desarrollo de software, si necesitas enviar un mail, haz uso de tu cliente de mail, no desarrolles uno para tu aplicación.
Estos cinco pilares, son muy interesantes y una vez vistos, fundamentales para entender lo que supone Metro, pero si algo significa Metro es cambio. Es orientarse completamente al usuario, ponerlo en el centro de todo, escucharlo, mimarlo y satisfacerlo. Es evolucionar y andar el camino y sobre todo implica estar vivo en un momento de constante cambio.